mientras caminaban hacia el auto, ella lo escuchaba. Estaba acostumbrada a escuchar, y solo reflejar lo que escuchaba.
El transcurso hacia la casa tampoco varió, pusieron la misma canción de siempre. Una canción vieja que nunca nadie conoce pero que a ellos les gustaba, ignoraban su nombre pero todos las noches la escuchaban como aquel himno que cantas a la entrada del escolar.
El auto se estacionó y ella bajó rápidamente para entrar a la casa, se encontraba un tanto mareada, y un poco de naúseas la acosaban. Se asustó al pensarse embarazada, pero no lo encontraba tan posible, creo que cada día eso de escuchar ya no le provocaba el mismo gusto que en años atrás. Y eso de crecer en pareja no le importaba ya.
Entrando a casa, él preguntó como se sentía, ella contesto - "Mejor"- y un fraternal beso en frente recibió de él. No se esperaba más, siempre preguntaba lo mismo, siempre respondía lo msimo.
Él no era exigente, así que esa noche no hubo cena, sólo una taza de café y un poco de pan. Ella curiosamente no probó el café que siempre había degustado. Se paró de la mesa y se dirigió a la regadera... el agua caliente comenzó a caer sobre su rostro, y a recorrer su cuerpo desnudo, frío y áspero. Tardó más del tiempo considerado, esperando no llegar al próximo paso, al que como toda su rutina tenía que llegar. Era viernes, y sabía que llegaría.
Cuando por fin salío del bañó lo vió a él sobre la cama, no había de otra...dejó caer la toalla sobre el piso, y resignada se metió en la cama, sonrió como quien pretende estar deseosa del sexo de su compañero, y lo comenzó a tocar... el rápidamente respondió, y como siempre, tiernamente recorrieron el cuerpo uno del otro. No es que fuera insoportable, era lindo, era tierno, era cálido. Pero el seguía viviendo al igual que en sus veintitantos, en su mundo, en sus irresponsabilidades y bajo las faldas de su madre. Y ella, aún ahora, solo cerraba sus ojos, y como todas las noches recorría en su mente, el cuerpo de aquel que un día amó, imaginando que se encontraba en la misma habitación de aquellos días de estudiante, en donde la música la llevaba al éxtasis, la hacía sentir, la hacía vivir, y la había llevado hasta aquel hombre que jamás olvidaría.
Terminando de penetrarse el uno al otro descansaban sobre la cama, abrazados como si fuesen los amantes más complacidos del día...
-"Te Amo"- le decía él
- "Yo también"- repetía ella
Y ambos cerraban los ojos, soñandose lejos el uno del otro...deseándose lejos uno del otro...viviendo su monótono sentimiento.
2 Encierros de otros:
...acerca de hombres a los que les cuesta salir del nido materno, creo que parte de culpa tienen las mujeres que los aman así desde que los conocieron...
Es triste cuando el amor se va por la ventana...
La monotonía lo termina matando.
Un beso, Soft!
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