lunes, 17 de noviembre de 2008

EN MIS 25.

| | 6 Encierros de otros



Los chicos de Andrés Calamaro



Un himno para mis amigos y las personas que amo.



Cumplir 25 años en este 24, es algo realmente muy significativo para mí. Vivir un cuarto de siglo no lo considero cualquier cosa. Tal vez para algunos sea un tanto cursi, para otros más pasará desapercibido, y los restantes sabrán y comprenderán cual importante es para mí haber llegado a esta edad.

Hacer un recuento de todo lo que he aprendido, y lo que sigo aprendiendo, es algo que cada año hago por igual. Este año es para mí aún más especial. Siempre me percato de que doy algunos “saltitos” en esta ocasión el salto fue un “salto mortal”. Ya no necesito sentarme a esperar. Afortunadamente continúo creando mi propio laberinto, ese que hablé algunas tantas veces.
La diferencia: ya no lo sufro, no lo pienso, solo lo vivo. Esta vez he comprendido la importancia de volver a actuar. De amar y sentirme amada sin condiciones y sin presiones.

Hacer el análisis de tu vida, puede ser en teoría tarea fácil y sencilla. Involucrarte en todos tus sentidos al momento de realizarlo, implica una trascendencia en tu SER. Me es grato entonces poder sentarme y desgajar mi vida. Cada parte conforma mi esencia, y cada parte se encuentra unida por un único común. Las ganas que aún tengo por vivir.

Esta vez he podido saborear la exquisitez de un chocolate, he podido granular el delicioso helado de vainilla. Y por fin he vuelto a concebir la espuma que recorre mi piel. Simplemente mi cuerpo ha vuelto a sentir cada esencia, cada molécula que transita en el edén. Y mi espíritu ha vuelto a contactar con los fragmentos ocultos de mí savia.

Y este gran salto, no me queda más que compartirlo, con todas aquellas personas que han seguido conmigo, algunos a muy corta distancia, algunos otros a unos cuantos kilómetros, otros más perdidos un poco en la distancia. Pero el calor que emana de nuestros corazones jamás se ha degenerado. Los sigo queriendo tanto y más que ayer. Siendo el ahora el instante más preciado en mi vida.

Considero que es muy hermoso encontrar en la vida a personas tan significativas; es hermoso que a pesar del tiempo, de la bazofia que vivimos actualmente en nuestra sociedad, un poco trastornada, un poco menoscabada… podamos vislumbrar lo que realmente tenemos, eso que hemos denominado amor.

Es sublime por lo tanto, poder revelar que mi “pequeño mundo” se construye el amor, no como una materia, no como una idea pasajera; sino como una condición que permanece entre el espacio y se conjunta con la humanidad. Presencio que infaliblemente estoy recreando, porque estoy viviendo el amor; aún en este mundo en donde la esencia se ha disuelto entre el rencor y el deseo de venganza.

Y me descubro como una “investigadora”, que no inquiere una sola respuesta, ni siquiera en un solo sector, no, es esa “investigación” que se hace sobre el amor… sobre la esencia… sobre la vida misma. Ahora las cosas en mi existencia han cambiado, he sufrido cambios como lo sufre la manzana al caer del árbol.
La estructura de la vida cotidiana del mismo modo se modificó, y la comunicación inquebrantable entre todos se fortaleció. Por lo que me es ameno poder observarme en medio de este todo. Me agrada reconocerme como un miembro del universo, y poder tomar, entonces, la decisión de moverme, de permanecer estática, o de modificarme en un nuevo elemento.
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domingo, 9 de noviembre de 2008

REENCUENTRO

| | 2 Encierros de otros



Y se encontraron otra vez…

Y sus ojos brillaron con el resplandor. Era la imagen de lo que alguna vez dejaron. Con sorpresa y estupor lentamente se acercaron a tocarse uno al otro. Tal vez podría ser tan solo una ilusión. No importaban en ese momento las miles de ocasiones de rencor, los gritos mal dados y las inútiles despedidas vociferadas…había inevitablemente algo más grande en esa creación.

No había grandes palabras para esta ocasión, tan solo un hola, con cierta naturalidad. Un buen apretón de manos y un cálido beso en las mejillas. No faltaba nada más. Ahí estaban ellos dos…entre el rencor y la esperanza. En tan solo unos instantes tenían la oportunidad de rescatar y rescatarse o tan solo pasar por alto y continuar.
Se preguntaron por su bienestar, ambos levemente sonreían y se miraban profundamente a los ojos como si quisieran descubrirse al contactar. Unas cuantas palabras cruzaban y pensaban que debían seguir su camino, pero esa misma magia de aquel viejo bar se volvía a aparecer. Que más se podía hacer que continuar con ella –pensaban- mientras su respiración se tornaba candente.

Caminaron juntos como tantas otras veces, una onda entre sus nervios se hacía fluctuante, no querían detenerse, tampoco querían despedirse. Esta vez llegaron al lugar donde compartieron algunos días en aquellos años. Y sentados plácidamente recordaron el camino de sus vidas. Las fiestas, las alegrías, las caídas y esas tristes despedidas.

Eran dos personas diferente…y eso estaba bien. Se redescubrieron incomprensiblemente en la veracidad de la noche, con las estrellas como testigos, con un pasado inquebrantable, que los convertía en los caudalosos humanos que eran en ese preciso momento. No faltaba por hablar nada más, porque al igual que aquellos días de enfado y desenfreno, el mundo conspiraba entre sí.

Sin decir nada más, se tomaron tiernamente de las manos, eran aquellos roces que te despiertan en la pubertad, fluía la sangre en sus cuerpos mientras las pupilas se dilataban y el corazón enviaba un mensaje de pasión. Sin palabras aún, tomaron su rumbo y siendo nuevamente las estrellas las únicas testigos se entregaron carnalmente con el alma al compás y el único sentimiento que únicamente podían radiar.

Era la historia de amor entre un hombre y una mujer como tantas otras…era Frida e Iván bendiciendo sus vidas a través de su esencia…era el sexo inexplorado por ambos…era tan solo el amor recordado…

Y se encontraron otra vez…
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sábado, 1 de noviembre de 2008

DÍA DE MUERTOS EN OAXACA

| | 0 Encierros de otros


Quiero compartirles una de las tradiciones más hermosas que existe, a mi parecer en el estado de Oaxaca, México, que es en donde yo vivo. Retomar estos orígenes de mi vida inevitablemente siempre me despiertan, curiosamente, a una nueva vida.
Este año, no pude ir a mi querido Tuxtepec, pero me quedé en la ciudad a maravillarme de sus luces dadas por veladoras, y del calor que emana de las personas al unísono de sus cantos, de su música y de su baile.
Si bien, no todas las personas las viven de la misma manera, muchas otras tratamos que prevalezcan como una huella imborrable de nuestro ser.
Mis abuelas decían que era parte de nuestra esencia, que no podíamos destruir. Fiel a este pensamiento, continúo con la tradición.

La celebración de los Días de Muertos en Oaxaca es una ceremonia popular que invoca a los espíritus de los ancestros para invitarlos a "convivir" en el mundo terrenal, por lo que se procura agasajarlos en la forma más atenta. Su visita entre nosotros obedece a un permiso obtenido desde el más allá para que las ánimas de los difuntos puedan visitar a sus parientes. Los muertos retornan a su hogar por que son atraídos por sus antiguas pertenencias o por el amor de sus deudos.

Las festividades de día de muertos, conocidas también como Todos los Santos, son de las celebraciones de más importancia en el ciclo anual de celebraciones religiosas, especialmente en las comunidades rurales.Las creencias que justifican la celebración de día de muertos, se originan en la necesidad de trascendencia después de la muerte, que ha preocupado a todos los grupos humanos; el negarse a la desaparición total, ha permitido el desarrollo de concepciones míticas acerca del mundo de los muertos.

Existen vestigios de las representaciones de la muerte llevados al cabo por las diversas culturas que florecieron antes de la llegada de los españoles. Dichas culturas sostenían que con los vientos fríos del norte, llegaban los espíritus de sus muertos a visitarlos y para recibirlos organizaban fiestas en su honor.
Desde la evangelización de Oaxaca llevada al cabo por los Dominicos Fray Gonzalo Lucero y Fray Bernardino de Minaya, a la cabeza de un sinnúmero de misioneros civilizadores; se implementaron las fechas para celebrar a los Fieles Difuntos, tomándose como resultado del culto a los muertos que ya tenían los pueblos aborígenes y las preces de la Iglesia por los antepasados.


"Los Días de Muertos" representan una mezcla de tradición, culto, fiesta, magia e historia en Oaxaca. Es un espectáculo magnífico el que se vive en los panteones; como el Panteón General adornado con más de 2 mil 400 veladoras, o qué decir del Concurso de Altares de Muertos, de los magníficos adornos de las tumbas, del ingenio y esmero de los familiares para agradar a los ya finados y de toda esta expresión de amor terrenal, principalmente en Xoxocotlán, en donde la gente del pueblo continúa amorosamente velando a sus muertos.


Es hermoso observar el panteón por la noche, con tumbas adornadas, velas y veladoras encendidas por todos lados, ofrendas florales, e inclusive productos comestibles, cantos, rezos y pláticas de todo tipo, así como música que suele llevar la familia.

Qué más puedo hacer que recordar a “mis muertos” con orgullo y añoranza. Con todo el amor que me brindaron en vida y que me ensañaron a brindar.
Este post se lo dedico a cada uno de los miembros de mi familia que han desaparecido físicamente, pero que con toda la energía de su magia y de su amor, viven en mí.

Y qué más lindo que recordar una de las leyendas típicas de esta época:

EL HOMBRE QUE RESUCITO TRES VECES

Autor anónimo.Dirección General de Culturas Populares de México.

Hubo un hombre en Tapotzingo que dicen fue muy malo en vida. Así fue desde que era soltero hasta su vejez, cuando empezó a enfermarse y no tardó mucho en morir.
Cuando la gente empezaba a cambiarle su ropa para llevarlo hasta el altar, notaron que se movía... resucitó y al ratito volvió a morirse, y de nuevo se movía y volvió a resucitar. Llegó a resucitar 3 veces.
Entonces empezó a contar lo que había visto arriba, en el cielo. Vio a una mujer que estaba lavando ropa sucia de excremento de zopilote. Le dijeron que esa mujer lavaba ropa los domingos porque no cuidaba esos días, siempre trabajaba. Eso les pasa a las mujeres que no guardan esos días, así se castiga. Vio también a un hombre que estaba dentro de una hoguera, en medio del fuego. Le dijeron que eso es lo que les pasa a los hombres que nunca hacen un favor, a los que nunca dan limosna en la iglesia.
Le dijeron entonces que regresara y que les contara a sus compañeros, que oyeran que no es bueno vivir con maldad en este mundo. Al ratito el hombre volvió a morirse y ya no volvió a resucitar. Había resucitado nada más para cumplir con lo que Dios le había ordenado que contara a sus compañeros.Por fin se murió... le pusieron su ropa y lo colocaron en su caja, lo velaron durante la noche entera hasta que al día siguiente lo fueron a enterrar.
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