Hace algunos días recibí la visita de una vieja conocida, por aquellos tiempos que viví en Tuxtepec. Es una persona en peculiar, que me hizo pensar en lo que algún psicólogo social consideró como verdaderas “enfermedades sociales” –prejuicios y estereotipos-.
Los prejuicios significan los juicios o ideas formadas antes del debido examen y consideración de los hechos: es un juicio prematuro o apresurado, elaborado bajo un estado de ánimo (favorable o desfavorable) exaltado.
No toda generalización excesiva es un prejuicio. Algunas son simplemente percepciones erróneas en las que organizamos una información inadecuada. Si una persona es capaz de rectificar sus juicios erróneos a la luz de nuevos datos, no alienta prejuicios.
Los prejuicios se hacen prejuicios solamente cuando no son reversibles bajo la acción de conocimientos nuevos.
Gordon Allport señala las consecuencias sociales de los prejuicios a través de un ejemplo de comportamiento prejuicioso:
1. hablar mal
2. Evitar el contacto
3. Discriminación
Antes de hablar de los prejuicios y la discriminación, es importante recordar algunos conceptos que se refieren a la percepción. En el sentido mas amplio, la percepción social estudia hasta que punto la percepción y la interpretación del medio ambiente depende de motivos, actitudes y rasgos de la personalidad del individuo; en sentido estricto de la palabra se trata de cómo percibimos a otras personas y como nos vemos influidos por la percepción de los demás. La falsificación de la percepción debida a la actitud es peligrosa cuando afirma prejuicios sociales o estereotipos. En la historia abundan los ejemplos de prejuicios. En la mayoría de los casos este tipo de actitud mantenida por un grupo étnico dominante contra una minoría o grupo marginal de la misma sociedad da lugar a diferentes formas de discriminación. El tipo más sofisticado de discriminación es la segregación (aislamiento de diferentes grupos étnicos apoyado por la ley o la costumbre, o por ambos a la vez). Entre los ejemplos de segregación formal se encuentra el confinamiento de judíos en guetos en la Europa medieval y la legislación de estricta separación de razas mantenida por la política de apartheid recientemente abolida en Sudáfrica. Pero el término de segregación también puede aplicarse a la prohibición informal a miembros de una minoría de acceder a clubes sociales, a ciertos tipos de trabajo o a oportunidades de educación.
La discriminación es la situación en la que una persona o grupo es tratada de forma desfavorable a causa de prejuicios, generalmente por pertenecer a una categoría social distinta; debe distinguirse de la discriminación positiva (que supone diferenciación y reconocimiento). Entre esas categorías se encuentran la raza, la orientación sexual, la religión, el rango socioeconómico, la edad y la discapacidad. Existe una amplia legislación contra la discriminación en materia de igualdad de oportunidades de empleo, vivienda y bienes y servicios.
4. Ataque Físico
5. Exterminación
Los estereotipos por su parte, viene a ser las conductas de las personas o grupos sociales basadas en prejuicios. Transmitidos de generación en generación o como explicación de acontecimientos. El concepto de estereotipo suele ser negativo. Degrada el pensamiento individual hacia una esclavitud o casi esclavitud de formulaciones predefinidas (el bloque de impresión original) que se opone a un razonamiento crítico por nuestra parte o por parte de otros a la luz de experiencias nuevas o diferentes. Aparece anclado en prejuicios, es esencialmente irracional, a menos que pueda demostrarse que la idea original era un resumen exacto y sabio de experiencias anteriores.
La creación de prejuicios y de estereotipos conforme a nuestra cognición social nos hace crear, prejuicios y estereotipos acerca de conductas que han sido identificadas en nuestra sociedad como conductas problemas. Tales como la depresión, la soledad, la ansiedad social, la aparición de enfermedades físicas, del divorcio y del tema más concurrido actualmente, el aborto.
Con respecto a estos temas son cuatro en los que principalemente he pensado. El primero, es uno que continuanmente vengo escuchando entre los traenseúntes de mi pequeña ciudad: depresión.La depresión se ha convertido hoy en día en un problema muy grave que aqueja a la población mexicana ya que cada día se ven más casos de depresión en niños y ancianos y vemos que la cifra va aumentando, pero me pregunto ¿Qué hace la sociedad ante este problema? ¿En que ayuda a las personas que sufren depresión?
Algunos criterios de cómo tratar a la persona con depresión se menciona que no debe ser discriminado, no criticarlo, no presionar a la persona, brindar apoyo, y sobre todo amor o un sentimiento de solidaridad, y bueno estos criterios, en muy pocas ocasiones se cumplen con las personas deprimidas ya que estamos llenos de prejuicios, que nos hacen hacer lo contrario, a lo que deberíamos hacer con una persona que esta pasando por este difícil problema, a veces lo discriminamos, no lo escuchamos, lo apartamos de nuestro centro de trabajo, escuela, etc., hacemos cosas que van enfermando más a esa persona, y realmente no nos damos cuanta que quien está enferma es la sociedad que no sabe como tratar a la persona con depresión, y que cada día se llena de prejuicios, que se van pasando de generación en generación y van haciendo que crezcan más y la gente siga con prejuicios que de nada le ayudan a la sociedad a poder entender este problema, o a poder aceptarlo y apoyar a la gente con depresión. O bien, la gente no entiende aún en el sentido estricto que es la depresión.
Si bien es cierto que la depresión es uno de los grandes males a los cuales, esta sujeta, la sociedad hoy en día, tanto por factores biológicos, sociales, psicológicos y culturales, hemos puesto mayor énfasis en definirla con diferentes nombres pero no buscamos una solución, que por ejemplo puede estar en nosotros mismos, ayudando aquella persona que esta deprimida y no juzgarla, ayudarla sin sobre protegerla, siendo empatico y comprendiendo que no todos reaccionamos a ciertos cambios que provocan esta una alteración en las personas y que necesitan ayuda, sin estar con el temor de ser rechazado por los demás, hay que demostrar que podemos ser un sistema que puede brindar apoyo y no hay que convertirnos en personas mas enfermas que las que en verdad lo son.
Otra de la situaciones se referirá a la ansiedad social, tan común entre nuestros semejantes. La ansiedad social es una timidez exagerada, se caracteriza por un miedo y ansiedad marcados y persistentes a enfrentar determinadas situaciones sociales, a la interacción con los demás, o a simplemente a ser observados en cualquier situación, hasta tal punto que todo esto interfiere de forma muy importante en la vida diaria de quien la padece.
Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones son irracionales, sin embargo experimentan una gran aprensión a enfrentarse a la situación temida, hacen todo lo posible para evitarla, como consecuencia se comienza a evitar todo tipo de situaciones sociales, nhibiendo la funcionalidad de las persona. En las situaciones sociales temidas las personas con fobia social experimenta una preocupación constante sobretodo a que los demás les juzguen y piensen que son personas ansiosas, débiles, tontas o raras. Una característica importante en la fobia social, es una marca ansiedad antes de ocurran los hechos temidos, tiene el nombre de ansiedad anticipatoria, las personas se empiezan a preocupar y a sentir temor ante la situación temida mucho antes de tenerla que afrontar, esto provoca que cuando se afronta la situación esta se lleva a cabo peor, debido al estado de nerviosismo, esto provoca un aumento de la ansiedad anticipatoria para la próxima vez que se afronte la situación, creándose así un circulo vicioso que se auto alimenta. Tal vez dichas situaciones sociales se deban principalmente a ideas irracionales que pueden formarse en gran medida por el tipo de cognición que nos hemos formado y todo lo que gira dentro de ella, llamase prejuicios o estereotipos. También se forman prejuicios en torno a esta “problemática social” creyendo en ocasiones que las personas que sufren de fobia social, están “locos”, y esto no es así. O tachándolos de insociables llevándolos en ocasiones a la soledad, la cual algunos también califican de “problema social”. Nos han enseñado a tener miedo, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeños y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos. La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotros mismos. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas. La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros. Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad. Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar.Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar. Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático. Para ser autónomos necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades. Si nos quedamos solos únicamente para pensar en los otros, haremos lo que sabemos hacer muy bien: evocar, rememorar, entrar en estados de nostalgia. El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente.
Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propios.Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía.La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida. Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental. Y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad.
Los falsos estereotipos y los prejuicios negativos acerca de la soledad nos pueden llevar a la melancolía que aterriza en una depresión de cualquier índole, enfermedad que afectará todos los ámbitos de nuestra vida. Por ejemplo si se mantiene una relación afectiva con otra persona nos puede llevar a la disolución de la misma, y en caso de matrimonio, al divorcio, nuestra próxima “problemática social” a revisar.
Divorcio del Latín,divortium; de divertere, separar, echar a un lado. Es la separación legal de los esposos. La mayoría de los países permiten el divorcio civil y lo regulan en algún grado por medio de la ley civil.
Respecto a este tema existen diversos prejuicios y estereotipos, entre los cuales podemos mencionar: “No puede disolver los vínculos matrimoniales ya que estos proceden de Dios. ‘Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre’. El divorcio es una ofensa grave a la ley”. “El divorcio adquiere también su carácter inmoral a causa del desorden que introduce en la célula familiar y en la sociedad. Este desorden entraña daños graves: para el cónyuge, que se ve abandonado; para los hijos, traumatizados por la separación de los padres, y a menudo viviendo en tensión a causa de sus padres; por su efecto contagioso, que hace de él una verdadera plaga social”.
La experiencia suele demostrar que la aniquilación del vínculo matrimonial, sólo se da en teoría, pues querer hacer desaparecer si más, por un simple trámite legal, todas las expectativas de felicidad que llevaron a una pareja hasta el matrimonio es demasiada pretensión. De hecho, esas expectativas se convierten en heridas supurantes que no cicatrizan con el paso del tiempo, pues suelen dejar en el alma un profundo y constante sentimiento de fracaso. Por otra parte, cuando una persona se halla ante la disyuntiva del divorcio, suele encontrarse en una situación anímicamente alterada, por lo cual los riesgos de error aumentan.
Se calcula extraoficialmente que hay cuatro separaciones sin legalizar entre las parejas que no están casadas civilmente, lo cual da como resultado 261 mil parejas separadas o divorciadas al año.
La mediación es una posibilidad abierta de reducir tanto los efectos emocionales en un problema familiar que tiene un impacto en la sociedad, y sirve para ayudar a las personas a que puedan hacer los cambios necesarios, así como relacionar su vida antes de la disolución matrimonial.
Por otra parte podemos retomar también otro tema que ha causado gran auge en los últimos tiempos, nos referimos, al aborto. Se pueden tomar diversas posturas, formadas en base, igualmente, a diversos juicios y estereotipos. Por ejemplo podemos unapostura, en base a prejuicios religiosos, o bien feminista, etc. en base a nuestras experiencias y percepciones, tomando nuestros prejuicios educativos, morales, e inclusive prejuicios que nos formamos en base a la época en la que nos hemos venido desarrollando.
Finalmente se pueden ir enumerando un sinfín de problemáticas, que se encuentran a nuestro alrededor en la que encontraremos como la cognición interviene plenamente a través de sus prejuicios y estereotipos. Otro ejemplo son las enfermedades piscosomáticas, o enfermedades físicas causadas por estrés, por los constantes cambios socioeconómicos, pero que en muchas ocasiones dichos cambios no van de la mano con la oleada de prejuicios que poseemos en nuestro contexto social.
Lo social está necesariamente presente en toda situación: a través de los sujetos que intervienen – no existen individuos puros, ajenos a pertenencias sociales específicas -; a través del contexto en que se sitúan los individuos; a través de la comunicación que se da entre ellos; a través del marco de referencia determinado culturalmente.
Y es así como formamos nuestras cogniciones sociales y estructuramos todo lo que “llenará” dicha cognición que poseamos. Es así también como nos formaremos nuestros prejuicios y en generación en generación los transmitiremos hasta formar nuestros distintos estereotipos de un sinfín de cosas de nuestro universo, no solo de nuestro contexto social.
Un aspecto negativo de nuestra conducta cotidiana es el hacer juicios antes de conocer causas y motivaciones. Es recomendable permitir que los demás se expresen con libertad y confianza y tratar de entenderlos en vez de no escucharlos y hacer un juicio adivinatorio sobre el por qué de sus acciones o inacción. La mayoría odiamos el hecho de que en vez de escucharnos y entendernos, nos enjuicien y supongan lo que pensamos, lo que sentimos.
Juzgar es decidir y decidir es impedir otras posibilidades. Las cosas que decidimos aceptar se convierten en parte de nosotros. Las cosas que decidimos separar, de todas formas, también son parte de nosotros que ahora nosotros habíamos proyectado fuera de nosotros mismos. Cuando estas partes fueron rechazadas como inaceptables, no cesaron de existir como pareció en un principio, si no que fueron a la negación. Al negarlas permanecieron conscientes de sí mismas, pero separadas del resto de cada uno de nosotros.
Todas estas cogniciones nos pueden llevar a conductas muy deplorables como lo es la discriminación. La base de la discriminación suele encontrarse casi siempre en los estereotipos, que son creencias, ideas y sentimientos negativos o positivos hacia ciertas personas pertenecientes a un grupo determinado. Cuando se realiza una valoración negativa de un grupo en base al estereotipo, el resultado es el prejuicio. Cuando los prejuicios llevan a una persona a actuar de un modo determinado respecto al grupo o individuo prejuzgado, el resultado es la discriminación (por ejemplo, impedir que alguien de raza negra o gitana entre en un determinado local).
Hoy en día la gente dice no tener prejuicios y ser mucho más tolerante. Por desgracia, las cosas no son tan simples como parecen y los cambios no han sido tan grandes como nosotros mismos tendemos a pensar. Si se utilizan métodos más sofisticados para medir los prejuicios, en los que no se pregunta a las personas directamente, sino que se analiza su respuesta afectiva los resultados contradicen lo anterior. ¿A qué se debe esto? Tener prejuicios está mal visto socialmente, es "políticamente incorrecto" y la mayoría de la gente está de acuerdo en que prejuzgar y discriminar está mal y no desea ser esa clase de personas. El problema es que muchos estereotipos se aprendieron en la infancia, están muy arraigados en la sociedad y forman parte de nuestros procesos mentales automáticos. Los prejuicios pueden afectar el comportamiento de una persona incluso cuando están tratando de ser justos.
Por tanto, lo que ha sucedió en los últimos años, no es que el prejuicio haya disminuido tanto como parece, sino que se ha vuelto más sutil y silencioso e incluso, en muchos casos inconsciente, mientras que antes, la gente los expresaba abiertamente sin remordimientos. Y el caso es que los efectos de este tipo de prejuicio son más graves que los prejuicios expresados sin tapujos.
Sofía M.R.