Imágenes obscuras para un corazón obscuro
El Advenimiento del Amor (II parte)
El lugar?? El mismo bar donde se vieron por primera vez...
Todos los viernes parado en la puerta, la esperaba. Cuando Frida llegaba parecía devolverle el alma al cuerpo, pero como todas las veces desde que ella se percató de su "magia", lo ignoraba.
Frida se negaba a experimentar esas sensaciones, ya las habia vivido años atrás, y por el momento sólo pensaba en un amor frustrado de distancias inimaginables. Lo importante, se repetía, era disfrutar y vivir lo suficiente; aunque eso no fuese definido.
Ese viernes, como todos los viernes, el motivo era el mismo, huir de sus frustaciones y de los fantasmas del pasado...el tiempo pasaba y el frío aumentaba, los niños pasaban por afuera del viejo bar pidiendo sus dulces para festejar. Mientras Frida hacía lo de todas esas noches...llorar...llorar en silencio en medio del vocerío desagarrador de sus amigos, quienes entre la bulla y la música no se percataban de su dolor, y de la vivencia de una noche anterior.
Todos los viernes parado en la puerta, la esperaba. Cuando Frida llegaba parecía devolverle el alma al cuerpo, pero como todas las veces desde que ella se percató de su "magia", lo ignoraba.
Frida se negaba a experimentar esas sensaciones, ya las habia vivido años atrás, y por el momento sólo pensaba en un amor frustrado de distancias inimaginables. Lo importante, se repetía, era disfrutar y vivir lo suficiente; aunque eso no fuese definido.
Ese viernes, como todos los viernes, el motivo era el mismo, huir de sus frustaciones y de los fantasmas del pasado...el tiempo pasaba y el frío aumentaba, los niños pasaban por afuera del viejo bar pidiendo sus dulces para festejar. Mientras Frida hacía lo de todas esas noches...llorar...llorar en silencio en medio del vocerío desagarrador de sus amigos, quienes entre la bulla y la música no se percataban de su dolor, y de la vivencia de una noche anterior.
Frida lo sabía, se había vuelto a repetir aquel suceso que tiempo atrás la había marcado, y ni siquiera aquella persona parada junto a la puerta podía adivinar las imágenes que a ella recurrían una y otra vez.
Sólo se le ocurría un modo de huir: hacer lo único que hacía en ese menesteroso lugar, terminar una botella con la misma desesperación con la que quería emprender la huída... no había extrañeza entre los asistidos, ellos también huían de sus vidas en un minuto de canticos y seudoalegría.
No supo cuando perdió el conocimiento, ni supo como se penetraban los rayos del sol sobre su rostro...sólo que al despertar se encontraba protegida de las bestias que la visitaron: él había abandonado la puerta y había llegado hasta ella por fin...él reencuentro en el espacio se había dado ya...ese día las lágrimas habían tocado el corazón de alguien, sin que ella supiera el cómo o el porqué.
No supo cuando perdió el conocimiento, ni supo como se penetraban los rayos del sol sobre su rostro...sólo que al despertar se encontraba protegida de las bestias que la visitaron: él había abandonado la puerta y había llegado hasta ella por fin...él reencuentro en el espacio se había dado ya...ese día las lágrimas habían tocado el corazón de alguien, sin que ella supiera el cómo o el porqué.