miércoles, 13 de febrero de 2008

Ella y Él...inicio de una historia

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El advenimiento del amor

Este es el advenimiento de la historia de dos personas, como tú, como yo. Que viven sin vivir, hasta que un día, como éste como ayer, se encuentran con lo que se tienen que encontrar. Cómo tú, como yo, nos hemos encontrado.

Cómo tú, cómo yo, no son personas exorbitantes. Sólo son eso...dos personas que han decidido caminar, a veces tomados la mano, en otras abrazados, en ocasiones a distancia; e incluso en otras ocasiones pretendan correr, y otras tan sólo sentarse...sí, sentarse a observar la puesta del sol.

No tendría caso contar con detalle sus pasados, ya que no es tu pasado quien te define, basta con decir un 'algo' para el inicio de lo que son:

Ella...una paradoja pragmática, joven impulsiva que pretendía vivir caminando por la oscura vereda, sin mirar a su alrededor, sin saber con exactitud hacia donde se dirigía, solo que caminaba para no parar; aunque por su mente constantemente se encontrara la idea de un '¿porque?'...explicaciones absurdas en ocasiones buscaba a la vida, o al menos eso quería creer.

Él...una antinomia semántica, joven que vivía para explorar y explotar. Razones no podía entender, sólo decía vivir; aunque él sabía más bien de sobrevivir. Engaños hacia sí mismo, que lo llevaba al engaño hacia los demás. Engaños sin razón que lo alimentaban en su soledad, o lo que él había creado a su alrededor como soledad.

Ella salía de aquel viejo barrio. Él de una trabajo absurdo.
Ella quería olvidar. Él quería buscar.
Ella quería descubrir. Él quería encontrar.

Se conocieron en un vetusto bar, aquel que siempre visitaban, y que nunca descifraban.
Eran dos deconocidos frente a frente, sonriendo sin causa. No era necesario esa noche la presentación y, sin embargo llegó.
No era necesario porque ese día ellos se encontrarían ante las miradas, para no volver a perderse...pupilas dilatadas se percibieron...energías extrañas se movieron... culminando en una permanencia física en aquel anochecer, sin palpar...y eso bastó.

No era necesario poseerse. No era necesario reencontrarse. No era necesario prometerse.
Ellos sabían de las mentiras. Ellos sabían de los engaños.
Ellos sabían esa noche que habian descubierto ese 'algo'...
Sólo que ellos no sabían que descubrirían el amor...

6 Encierros de otros:

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Azul... dijo...

Cuando uno se da cuenta el Amor ya nos ha tomado por asalto :)

Gracias por tus palabras, bella, significan muchísimo para mi, tú sabes que también cuentas conmigo y que el cariño es mutuo

te mando mil besos... hasta prontito...

Carlos dijo...

...pues del choque de esos encuentros de asperezas, de imánes con cargas distintas...salen las más brillantes chispas...

Anónimo dijo...

Dejarlo en las manos del Destino...así, el encuentro es mejor apreciado que cuando se fuerza de alguna forma. Y son los extremos que se atraen, como en aquella canción de Arjona; aún en las antípodas hay elementos en común.

Saludos cordiales.

Unknown dijo...

Muy bello tu relato, Sof... Hay algo mágico siempre en el encuentro. Un beso y mi cariño,
V.

Nochestrellada dijo...

Aquí vengo adejar mi huella en este encierre mental...
cada uno a su manera...la misma historia de siempre...
la vida está llena de encuentros y desencuentros...
amor y desamor...
memoria y olvido...

por los buenos encuentros!

besos

AZUL dijo...

esas historias son deliciosas...esas veredas que se abren con un cruce de miradas...a gozar...de esta nueva unión y mezcla de mundos....

SALUDOS

SALUDOS
SOF

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Porque todos tenemos encierros en nosotros mismos...con un bello matiz por alcanzar...

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