sábado, 14 de marzo de 2009

LABERINTOS

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Había olvidado como se sentía el amor, hace tiempo que se había plantado la idea de algo barato y alígero. Tal vez los años le habían mostrado ese tipo de sentimiento, y tal vez ahora nadie podía entender su dolor.

Y es que habían pasado en tan pocos años tantas vidas, que ahora no sabían bien quien era. De caminar un día alegremente por tierras cálidas, había pasado a caminar tambaleantemente en calles frías y oscuras. No sabía bien como había llegado hasta ahí.

En muchas ocasiones se preguntaba que había hecho mal, y que hacía mal ahora, pero la respuesta solo era un eco de mentiras y pasiones mal jugadas. Era un laberinto peligroso del cual ahora no podía salir, y eso, aunque parecía asustarle le causaba cierto bienestar…eso había aprendido.

Laberintos…en eso había convertido su vida. Eran trozos de sangre, de carne, de ilusiones muertas y sueños aniquilados. Eso ya lo había advertido algún día una sabia persona, pero también había preferido no escuchar y seguir caminando. Creía que aún podía con toda su inteligencia mal elaborada, salir por sí misma de él.

Cual equivocada había estado la pobre, ahora a un grado de la locura imploraba ayuda…pero la voz se había ido, las fuerzas se habían esfumado, las imágenes eran confusas y la realidad se encontraba tan distorsionada que no era capaz de deslumbrar si alguien contestaba las señas que ella mandaba.

Creía que no tenía escapatoria, creía todo perdido y olvidado. Y después de esos años olvidados de vida, por tan solo unos instantes se había sentido enamorada. Como cuando caminaba entre la tierra cálida. Pero tan lejos estaba de conseguir estar al lado de esa persona, que solo se había refugiado un poco más en su laberinto.

Tremendo laberinto que se encontraba a la vista de todos y nadie lo veía. Era una maestra del engaño y del disfraz, eso lo había aprendido muy bien después de permanecer por años en el encierro y la falsedad. Pobre, un día había salido de una jaula de oro porque la habían echado y solo encontró otra jaula más de la cual con golpes e insultos había tenido también que salir.

No sabía que hacer con todo eso. Los recuerdos eran tan nítidos, tan confusos con su mundo actual. El silencio la quemaba por dentro y tal vez nadie conocía su historia tanto como el cielo. Me parece ese era el único testigo de las lágrimas derramadas y los gritos internos que a todas las noches desde hace mucho tiempo había tenido que vivir. Malditos fantasmas que todos los días la visitaban.

Pobre, ahora solo caminaba como tantas otras veces, con una linda sonrisa, un bello vestido rojo que enmarcaba seguridad, altas zapatillas de altura y un tierno y cálido saludo para la humanidad.

Falso…todo era tan falso…pero ella seguía siendo una buena actriz y una estupenda hipócrita. Tenía que continuar aunque solo el cielo y ella supieran del impresionante laberinto obscuro en donde su Yo se encontraba. Esa era su realidad…una realidad alterna para no volver a respirar.

3 Encierros de otros:

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...flor deshilvanada dijo...

Yo me detendría y saldría de ese laberinto... la vida es una sola y no se puede desaprovechar.

Un beso Soft!

Carlos dijo...

...un laberinto no es una "vía" Sof.
Sabes? la vida tiene muchas rutas transitables, yo escogí una que iba rápido, pero el epílogo dolió.

Siempre hay ese riesgo querida!

Un abrazote.

Carlos dijo...

...paso a dejarte un beso Soff querida y agradecerte por seguirme aunque ya siga solo con mi blog.

Eres un amor, lo sabes verdad?

SALUDOS

SALUDOS
SOF

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Porque todos tenemos encierros en nosotros mismos...con un bello matiz por alcanzar...

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