¿Que te podría decir?…se sentaba todos los días a tomar por las tardes su café, fumar su cigarrillo y leer aquellas notas que parecían transformar su vida.
No era una rutina, una rutina suena cruel, tedioso y macabro…
Solo era un ritual generoso que la envolvía en los colores más hermosos que el humano jamás hubiese vislumbrado.
Tan hermoso que se perdía en el universo consonante que al unísono de los ruidos tendenciosos de la multitud la hacían repetir escenas de antaño.
¿Que te podría decir?…ella lo recordaba, como una niña recuerda la primer muñeca regalada…como el primer carmelo deleitado, como el primer globo que se escapa.
2 Encierros de otros:
Uno se la vive entre recuerdos, deseos sin dar un paso de fe...
Como siempre un gran texto
Es muy lindo recordar así. Casi mágico, ¿no?
Rutina suena cruel en este caso porque era más bien un ritual de la vida cotidiana =o)
Te invito a visitar mi blog: subí algo de poesía.
Besos,
Pablo
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