Convertiré los últimos versos en palabras amorosas. Las escribiré en hojuelas para disolver en el dulce sabor de la bebida. Las sorberé con el olor impregnando mis narices, las sudaré entre mi manta y la vieja cortina azul. Derramaré una lágrima dándole un nuevo sabor, y por supuesto cantaré una bella canción hasta experimentar la garganta adormecida, para que después la voz se confunda con el silencio, y el silencio con la voz.
Hare eso en una mañana fría… frente a las montañas y el ruiseñor…y no creas que la tristeza invade mi vida, no seas iluso, no… todo tiene una razón.
Hare eso en una mañana fría… frente a las montañas y el ruiseñor…y no creas que la tristeza invade mi vida, no seas iluso, no… todo tiene una razón.
1 Encierros de otros:
Todo tiene una razón...
Todo tiene un porqué...
Y, sin embargo, somos libres de elegir.
Fascinante, ¿no?
Un beso,
Pablo
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