Su vida había transcurrido, como es lo normal. No se había casado, pero tampoco se encontraba sola. Cada determinado día del mes se preocupaba por hacer un limpieza a “conciencia” en su casa, tirar aquellas cosas inútiles, y otras que parecían tan solo encontrarse arrumbadas. Fue en una de esas limpiezas, que después de todo no eran tan concienzudas, cuando encontró esa carta, sus manos temblaron y su cuerpo poco a poco cayó en el sillón. El papel era viejo, pero las letras aún legibles de aquella tinta azul. Y la leyó…
“Mi querido amigo…te equivocas… me agradan las personas que me ha dado la vida, creo que de todas he aprendido un poquito más, me parece que eso fue algo que tú me enseñaste en los días de verano, ¿lo recuerdas? Cuando jugábamos a ser novios metidos en la cama. Fue divertido, y no me gustaría que creyeras que es porque no te haya amado, sabes que siempre lo hice…pero nunca te lo dije. No podía, me daba miedo, temía tu rechazo, tu desprecio. El solo hecho de volver a observarme frente al espejo con las lágrimas escurridas me aterrorizaba. Claro fui tonta, de todos modos pasó. Cuando te vi con ella de la mano, mi mundo se derrumbó. Sentí que todo giraba, y el nudo se hizo muy fuerte como para pasar saliva. Te lo juro, traté de sonreír…lo siento, en su lugar te grité. Pero es que te amo…y no puedo estar junto a ti. Siempre esperé y poco obtuve. No me quejo aprecio tu amistad, pero mi querido amigo, te repito, no puedo estar junto a ti. Me retiro, no porque prefiera tu felicidad a la mía…sino porque yo necesito ser Feliz… solo conozco un lugar en este mundo en el cual he podido experimentar ese sentimiento y es ahí a donde me voy. No te prometo nada, porque las promesas solo sirven para rellenar el colchón de infidelidades. Tan solo te digo que seré feliz a mi manera, que te deseo la felicidad que has encontrado. Si algún día decides enfrentar nuestro amor, sabes que ahí estaré, no te prometo estar libre, pero sabrás reencontrarme, no importa que estemos viejos y cansados, nuestro amor no es un secreto…
No hay duda de que el Universo se sigue moviendo, y las personas queridas también. Me encuentro deseosa de seguir caminando; sin embargo no te miento, espero que en una de esas vueltas volvamos a encontrarnos… creo que es momento de acelerar el paso. Te amo.”
No supo como, pero la carta se destruyó…habían pasado 20 años…y en su interior aún lo esperaba…solo que no llegó.
La tarde era calurosa, como era costumbre en aquel lugar. Tomó una toalla y se metió a nadar… no había duda, el universo se seguía moviendo y en esta ocasión ella tendría que moverse con él. Finalmente solo era un día más.
Sof & Skeu